Cuando se trata de cuidar de sus dientes, no tienes que escatimar en nada, pero sobre todo debemos evitar cualquier tipo de miedo y de estrés, por eso es muy importante la elección del dentista.
La odontología es una profesión que goza de buena reputación y lo normal es que, vayas donde vayas, encuentres buenos profesionales. Sin embargo la odontología no está exenta de malas personas y de usureros. Existe la mala praxis, los dentistas que mienten respecto al número de caries que tienes, los que quieren sacarte el dinero y los que proponen tratamientos que no necesitas.
También hay buenos profesionales, honrados y bien formados, pero con mal carácter, los que te retan y te riñen, los dentistas con mal humor. Al final no te vas a encontrar bien en su consulta e irás posponiendo las visitas. No necesitamos añadir tensión, así es que es mejor cambiar de profesional y que su mal carácter no acabe provocando una caries por no acudir a tiempo a una revisión.
A la consulta del dentista hay que acudir al menos dos veces al año, así es que es mejor dedicar tiempo suficiente para elegir un buen dentista que nos de confianza y con el que nos encontremos bien.
Claves para reconocer a un buen dentista:
Las referencias
Pide referencias antes de concertar una cita. Pregunta a sus pacientes si conoces a alguno, o busca en Internet las opiniones de sus clientes satisfechos. Pon en Google el nombre de la clínica o el del dentista. Normalmente aparece una ficha del negocio a la derecha de las búsquedas. Si no la ves, búscala en el mapa de Google.
Junto al nombre del negocio aparecen unas estrellitas amarillas junto a la nota total y el número de referencias que los clientes han escrito.
En la imagen vemos un ejemplo de clínica dental recomendada: tiene una nota de 4,7 sobre 5 y 52 clientes se han molestado en escribir cómo les fue el tratamiento. Esto indica que, además de buenos profesionales, son simpáticos. Sus clientes se han tomado la molestia de escribir y recomendar el trabajo de estos odontólogos.
Lee lo que la gente dice y fíjate en las fechas y en la credibilidad de los perfiles. Hay clínicas que contratan reseñas falsas a especialistas para que escriban opiniones haciéndose pasar por clientes. No te fíes cuando el mensaje es similar, tiene el mismo estilo de redacción y las fechas de las opiniones están muy juntas.
Fíjate cómo responden a las críticas negativas, eso te dará una idea de su talante y de cómo encajan los comentarios negativos. También fíjate en los que escriben críticas negativas. Muchas veces es la competencia (los malos dentistas) los que contratan críticas negativas para su competencia. Si tienes dudas, busca en sus redes sociales.
Las redes sociales
En las redes se muestra el días a día de la clínica, el lado más informal; ahí verás si asisten a cursos, si interactúan con los clientes, las fotos de las instalaciones. Las redes sociales dan mucha información.
Lo barato sale caro
No todas las clínicas económicas tiene por qué ser malas, sin embargo hay que tener ciertas precauciones. Huye de las ofertas, de la primera consulta gratis, del 2 x 1, y otro tipo de «rebajas» del estilo.
El material en odontología es caro y un buen profesional tiene un sueldo digno. Las ofertas acaban repercutiendo en la calidad del material o en el sueldo del dentista. Eso suele pasar en las franquicias donde contratan a becarios, estudiantes de últimos cursos o recién graduados, que están dispuestos a ganar menos si pueden tener su primer trabajo y seguir aprendiendo.
En cuanto a las consultas gratuitas, suelen acabar con la recomendación de un tratamiento que no siempre es necesario. En un negocio nadie regala su tiempo, y si han invertido una hora en chequear tu boca, es probable que no salgas de allí sin un empaste, una limpieza de sarro o la idea de que necesitas, sí o sí, una ortodoncia.
Cuidado con las franquicias
Las franquicias son negocios montados por inversores que raras veces son dentistas. Se mueven con hojas de cálculo y balances de gastos e ingresos. No están ahí para perder, si regalan algo es porque saben que lo recuperarán con creces, y si dan un servicio barato es a costa de abaratar los materiales utilizados y de pagar mal a sus trabajadores. Ningún dentista con cierto prestigio trabaja si está mal pagado. Por otro lado, los materiales que vana usar en tu boca, deben ser siempre de primera calidad.
Peligros de las franquicias
- El primero es el exceso de trabajo de los profesionales que atienden a los pacientes en masa, casi sin descanso, y eso repercute en la calidad de la atención porque el cansancio pasa factura.
- ¿Quién nos va a atender? Es posible que nos atienda un odontólogo en prácticas o recién graduado. La mayoría de las veces no llegamos a saber ni su nombre, y luego es difícil pedir responsabilidades o averiguar sobre su prestigio profesional.
- Por otro lado tenemos la calidad del material con el que se trabaja. Para que el tratamiento sea barato, los materiales difícilmente serán los mejores. Recuerda que un dentista es tan bueno como lo son los materiales con los que trabaja.
- El precio el tratamiento «a partir de…». Cuidado, queremos el precio del tratamiento total. Muchas veces el reclamo es el precio bajo pero luego se van sumando «imprescindibles» que deberían estar incluidos en el precio de la oferta, como la anestesia.
- Las franquicias tienen un comercial cuya única misión es venderte un tratamiento qu emuchas veces no necesitas.
RECOMENDACIÓN:
Pide que te enseñen el problema que requiere de un tratamiento. Los dentistas tiene cámaras intraorales o por lo menso un espejo. Si tienes caries o alguna lesión, que te la enseñen.
La primera cita
Si ya has tomado una decisión, no te precipites a la hora de contratar un tratamiento. Pide una primera cita sin atención para conocer la opinión del dentista, para ver la clínica y saber si te sientes bien con ese profesional. No te dejes hacer nada ni tomes la decisión de hacerte un tratamiento allí, en caliente.
Vas a hacer una inversión y a tomar una decisión respecto a tu salud, tienes derecho a reflexionar tranquilamente. Esta primera conversación con el dentista te dará una idea de sus conocimientos y su profesionalidad.
Si no te convence o si quieres contrastar su opinión, haz lo mismo en otra clínica. Resuelve bien todas tus dudas, ES TU DERECHO COMO PACIENTE.
Cómo encontrar un dentista barato
¿En qué se diferencia la odontología «barata» de la «cara»? ¿Es posible ahorrar en servicios dentales y vale la pena? ¿Cuáles son los componentes del costo del tratamiento dental? ¿Cómo elegir por sí mismo al odontólogo de calidad y con precios que no acaben con nuestro bolsillo?
Un dentista sólo puede ser barato si usa materiales baratos. Otra cuestión es que el dentista recomiende el tratamiento que es necesario y nada más. Desgraciadamente hay franquicias que incluso priman a sus dentistas, jóvenes en la mayoría de los casos, si «venden» tratamientos que llegas a superar una cantidad mínima establecida por la franquicia. Esa es la razón por la que en algunas clínicas los pacientes acaban sometiéndose a tratamientos que no son estrictamente necesarios. No existen los dentistas baratos si son buenos profesionales, pero esa puede ser la garantía de que no nos acaben recomendando algo que no necesitamos.
Al precio del material dental hay que añadir el precio del resto de materiales que acompañan al tratamiento, como son los guantes, gomas, la calidad de los sillones, el software que use la clínica, la inversión en tecnología, y tantos otros factores que influyen en la calidad global de la atención. Recuerde que un dentista es tan bueno como lo son los materiales con los que trabaja.
Recomendamos huir de los reclamos publicitarios que ofrecen precios «a partir de…», y de las ofertas «gratis». Nada es gratis porque los materiales con los que trabaja el dentista son caros, y también lo es su tiempo, por eso, si la consulta o la revisión son gratuitas, tenga por seguro que encontrarán la manera de que acabe sometiéndose a algún tratamiento. Y como ya hemos mencionado, pida que le enseñen las caries o cualquier problema que el dentista haya encontrado en su boca.
El dentista más barato es el que hace bien su trabajo y no ocasiona problemas posteriores con un tratamiento mal realizado o materiales de baja calidad. Exija siempre productos certificados y de acuerdo con todos los estándares europeos.